¡Hola! Empieza una nueva «temporada» en LeBlue. Hoy vuelvo al blog con un mucha ilusión. La verdad es que lo echaba de menos…
Estos meses me he centrado en «reestructurar» LeBlue. Creo que es necesario hacerlo al menos 2 veces al año. Echar la vista atrás, ver lo que hemos hecho y focalizar para ver hacia dónde queremos llegar.
Después de contarte en mayo todos los cambios internos que hemos tenido este año, empezamos a trabajar en la idea de hacia dónde queríamos ir. Ya te explicaré en otro post cómo lo hemos hecho, por si te puede servir para tu vida o para tu proyecto, porque la verdad es que se aprende mucho cuando te paras a analizar cómo quieres que sea tu vida, tu trabajo y tus rutinas.
Volver al «día a día» siempre cuesta, sobre todo si hemos tenido un verano de disfrute y relajación… Pero la verdad es que tener una buena rutina no está nada mal. Incluso podemos llegar a echarla de menos ¡y eso es señal de estar haciendo las cosas bien!
Todos necesitamos orden. Nos ayuda a sentirnos mejor, nos da paz y no hay nada como la paz interior para sentir ese BIENESTAR general que tanto anhelamos. El problema viene cuando el orden se vuelve contra nosotros, convirtiéndonos en personas inflexibles o inadaptadas cuando no manejamos nuestras rutinas… No podemos ser esclavas de él, sino utilizarlo para vivir mejor ¡nosotras tenemos el control!
Por eso, el post de hoy no puede hablar de otra cosa. Te quiero contar lo que hago para organizarme de vuelta al trabajo y que la pena postvacacional no se coma toda mi energía. ¡Allá vamos!
1- Aprende a ver lo bueno de cada momento: Sí, se acaba el verano, pero ¿has visto lo bonito que es el otoño? Cada momento tiene algo único y especial y es hora de que sepamos verle el lado bueno de cada cosa. Si te empeñas en pensar que el verano es la mejor época del año, seguramente vivas esperando a que pasen los días lo más rápido posible… pero si piensas que cada estación tiene sus cosas buenas e intentas disfrutar de lo mejor de cada una, la cosa cambia ¿no?
Mi truco: desde hace unos años hago una lista de cosas que quiero hacer por estaciones. Por ejemplo: En otoño voy a ir de visita a Cazorla y a los pueblos de la sierra de la Vera. En invierno voy a ir a Sierra Nevada a esquiar… ¡Empiezo con ganas y motivación! No sólo los viajes son para el verano.
2- No intentes cambiar de golpe: A mi me pasa (y creo que al 90% de las personas) que somos muy entusiastas cuando nos marcamos unas metas. Nos ilusionamos y empezamos con muchas ganas, como si cambiar fuese cosa de un día. El problema viene cuando vemos que no es tan fácil y nos desmotivamos, volviendo a hacer las cosas de la misma manera de siempre ¿te suena?
Pues no, Roma no se construyó en un día, y eso lo tenemos que tener siempre en nuestras cabezas. Está bien que nos ilusionemos con los cambios, pero hay que tener cabeza, organizarnos y marcarnos unos plazos. Por ejemplo: Empiezo a hacer deporte 2 días en semana (no 5 días a la semana cuando nunca en mi vida he hecho deporte y al tercer día no me puedo mover).
La vuelta al trabajo requiere de un proceso de adaptación. Si durante las vacaciones nos hemos acostado más tarde de la 1, no pretendamos meternos en la cama a las 11 y encima, dormirnos. El cuerpo se tiene que acostumbrar, por lo que empieza a variar tu dinámica día tras día, fijándote plazos para poder valorar si has conseguido llegar a tu objetivo.
Mi truco: Intento no perder (durante mi día a día) algunas costumbres que asocio a mis vacaciones o fines de semana. Para mi, la más característica es desayunar tranquila, preparando la primera comida del día con cariño y tomándome el primer té en el sofá de casa mientras reviso blogs, periódicos o revistas de interés. Me da un ratito de calma antes de empezar y me ayuda a comenzar el día más relajada.
También me ducho siempre antes de salir de casa y voy andando al trabajo (vivo a media hora). Estas pequeñas cosas me ayudan a despejarme, a pensar en lo que tengo que hacer durante el día y a oxigenar mi cuerpo. ¡Ya estoy preparada!
Cada una pueda adaptar estos pequeños «placeres» a su vida. Si tu no puedes hacerlo por la mañana porque entras muy temprano o porque tienes que levantar a tus niños y llevarlos a la guarde, busca otro momento para tener un ratito para ti. El día tiene 24 horas, y es cuestión de organizarte, ya verás.
3- Deja que te invada el síndrome de Marie Kondo: Había oído mucho hablar sobre el famoso libro «La magia del orden» de Marie Kondo, pero hasta el año pasado no lo leí. Para mi, que soy por lo general bastante desordenada con la casa (no así con el trabajo) me ayudó a simplificar las cosas y a ver que menos es más. El 1 de enero lo pasé limpiando la casa a fondo (muy fondo) y dejando todo perfecto para empezar el año nuevo. Y justo a la vuelta de vacaciones he hecho lo mismo. Limpieza general, ordenar todo el caos que se va acumulando sin darnos cuenta (papeles, ropa, chismes en la cocina…), ordenar los armarios, pensar en lo que nos ponemos y queremos y lo que hay que regalar…
De verdad te digo que engancha. Yo empecé por el libro y me he aficionado a blogs relacionados con el orden como «Orden y Limpieza en casa«. Me gusta mucho llegar a casa y que me reciba con todo ordenado, recogido y oliendo a limpio. ¡Estoy cambiando… me hago mayor!
4- Márcate objetivos y ¡cúmplelos!
Si, suena fácil y ya se que no lo es. Pero hasta que no te convenzas de que el cambio está en ti, no hay nada que hacer. Soy de las que piensa que a los problemas, soluciones. Y te digo que pensar así en vez de buscar excusas o porqués, te ayuda a sentirte mejor contigo misma, con tu vida y con tu alrededor.
Somos personas, todas comentemos errores, tenemos cosas que no nos gustan, estamos llenas de inseguridades y miedos… pero está en nosotras superarlos. Y no hay reto más motivador que quererse y gustarse a una misma. ¿No te gusta tu cuerpo? Pues venga, apúntate al gym, busca ayuda de un profesional y tómatelo en serio. Cuando seas consciente de que el cambio está en ti y de lo que eres capaz, verás las cosas de otra manera y tendrás la sensación de que no hay nada que no puedas hacer.
5- Date un capricho: Muchas veces estamos pendiente de todos y de todo, pero nos olvidamos de lo más importante, de nosotras ¿verdad? Date un capricho, te lo mereces. No hacen falta excusas para darnos un gusto (o un gustazo). Eso también forma parte de cuidarnos. Cuidar de nosotras, de nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestros hábitos.
Por ejemplo, a mi me encanta la papelería (como no) y me autorregalo libretas, bolígrafos y láminas cada cierto tiempo. Y es que siempre pienso lo mismo: ¿estoy todo el día rodeada de cosas bonitas y no puedo coger nada para disfrutarla yo? ¡Anda ya! Nos tenemos que rodear de objetos que te aporten, te ayuden y te hagan disfrutar. Si eres como yo, mira la sección de papelería que hemos montado en LeBlue ¡te va a dar algo!
Mi truco: Desde hace ya bastantes años sigo la política de comprar menos pero mejor. Quizás sólo compre 2-3 veces al año ropa, pero cuando lo hago busco aquella que me haga sentir especial, de marcas con las que me siento identificada o con materiales de calidad. Lo mismo para mi casa, soy de las que tengo sólo 3 sábanas para mi cama, pero son tan bonitas, tan buenas y tan suaves que cada vez que me acuesto en ellas les hago una fiesta. Recuerda: Menos, pero mejor.
Y hasta aquí mi post de hoy. Espero que estos pequeños tips te ayuden a organizar mejor tu día y a volver con fuerza a la rutina. Lo importante es que estés a gusto con lo que haces y con cómo lo haces, que sientas que controlas las situación y no que la situación te controla a ti… A veces es difícil, pero está en nosotras el cambiar y buscar la manera de inspirarnos y ser mejores.
Por cierto: El domingo habrá nuevo post sobre viajes. Así la vuelta se nos hace menos dura ¡Las fotos nos ayudan a recordar los buenos momentos vividos! ¡Hasta el domingo!